Bon dia.
Gracias, señor Presidente, miembros del Consejo, señoras y señores accionistas, señoras y señores…
Me dirijo a ustedes en nombre de Unió Obrera Balear (UOB), además de accionista, sindicato implantado en Bankia, mayoritario en Illes Balears tras las recientes elecciones de noviembre, en el sector de Ahorro.
En primer lugar, queremos agradecer la sensibilidad de la entidad con las poblaciones del Levante de Mallorca afectadas por las inundaciones de otoño. Queremos recordarlo porque para ser el banco preferido de la sociedad, sin duda cabe retomar aquello que tenían de bueno las cajas: la simbiosis con dicha sociedad, a través de un retorno justo, con una presencia más activa en todo el tejido social y empresarial local. Atender necesidades. Si Bankia no ocupa ese espacio con su marca y un hecho diferencial, lo hará la competencia.
También queremos valorar la buena acogida que, en general, se ha brindado a nuestro sindicato y a los nuevos trabajadores de Bankia, a pesar del ERE y sin perjuicio de nuestra disconformidad con determinados cierres de oficina. Al contrario de lo que adolecíamos en nuestro pasado inmediato, constatamos un proyecto, una línea, un norte.
Y la plantilla agradece tener un QUÉ, pero hasta ahora no podemos decir lo mismo del CÓMO se lleva a cabo.
No guardamos precisamente buen recuerdo de la fusión “de récord Guinness”. El señor presidente también ha hecho uso en algún discurso de una alegoría para referirse a integración por la vía rápida: el trabajo del alfarero. El barro tiene que modelarse con rapidez, mientras todavía está húmedo. Cierto. Pero también es cierto que una vez modelada, la arcilla tiene que hornearse lentamente y con maestría para obtener una pieza de calidad, bella y duradera. No está siendo el caso.
Durante nuestra breve pero intensa experiencia en Bankia, hemos podido constatar que no es una organización ajena a excesos directivos. El loable celo en la persecución de objetivos comerciales no debería verse empañado por estilos de dirección… mejorables. Manifestamos nuestra preocupación por la pérdida del sentido de la solidaridad intraequipo y el incremento de los riesgos psicosociales. Nos aplicaremos, responsablemente y con la debida proporcionalidad, contra la falta de compañerismo, de ética, de humanidad.
Por último, celebramos la reciente creación de la Dirección General Adjunta de Personas y Cultura. Y por ello formulamos la pregunta:
Si se quiere forjar una verdadera cultura de empresa como vehículo de éxito, ¿no se debería dar pie a una participación más activa de la representación laboral en el diseño, implementación y seguimiento de aquello que afecte a personas o a la organización del trabajo? ¿Pedir opinión, al menos? Sin menoscabo del poder de dirección del empresario, nos preguntamos si quieren, o no, contar con la visión desde la trinchera. En el fondo, se trata, si recuerdan la película Senderos de Gloria, si quieren asimilarse al coronel Dax o al general Mireau.
Muchas gracias por su atención.
Valencia, 22 de marzo de 2019